Ejemplo práctico: medir el impacto de un festival local.

Los festivales locales son mucho más que un conjunto de conciertos, representaciones o actividades culturales. Son momentos de encuentro, dinamización económica y orgullo comunitario. Pero para demostrarlo de forma clara, es necesario medir su impacto con un enfoque integral: económico, social, cultural y ambiental.

Veamos cómo podría hacerse a través de un ejemplo práctico.

El punto de partida

Supongamos un festival de artes escénicas en un municipio de 25.000 habitantes. Durante tres días, se organizan espectáculos en plazas públicas, un mercado de artesanía local, talleres infantiles y conciertos al aire libre.

Los organizadores quieren ir más allá de contar asistentes y buscan demostrar qué aporta realmente el festival a la comunidad.

1. Impacto económico

El festival genera movimiento en la economía local. Para medirlo, se utilizan encuestas a visitantes y datos de comercios y hoteles.

  • Asistencia total: 8.000 personas en tres días.
  • Procedencia: 65 % locales, 25 % de municipios cercanos, 10 % de fuera de la región.
  • Gasto medio por visitante externo: 90 € (alojamiento, restauración, compras).
  • Impacto estimado en la economía local: 720.000 € de gasto inducido.
  • Empleo temporal generado: 45 contratos (montaje, seguridad, hostelería).

2. Impacto social

Se mide a través de encuestas, entrevistas y observación directa.

  • Voluntariado: 60 jóvenes del municipio participaron en la organización.
  • Percepción de la ciudadanía: un 82 % de los encuestados afirma que el festival mejora la convivencia en el pueblo.
  • Participación de colectivos vulnerables: se realizaron talleres inclusivos con personas con discapacidad, con un alto nivel de satisfacción.

3. Impacto cultural

Se analiza la diversidad de la programación y el acceso a nuevas experiencias artísticas.

  • Número de espectáculos: 25 en total, con 40 % compañías locales, 40 % regionales y 20 % nacionales.
  • Nuevos públicos: un 35 % de los asistentes declaró que era la primera vez que acudía a una actividad cultural en su municipio.
  • Diversidad artística: teatro, danza contemporánea, música tradicional y circo, lo que amplía horizontes culturales para la comunidad.

4. Impacto ambiental

El festival también mide su huella ecológica para mejorar en futuras ediciones.

  • Gestión de residuos: 70 % de materiales reciclados.
  • Movilidad sostenible: el 40 % de asistentes locales acudió a pie o en bicicleta.
  • Consumo energético: se utilizaron sistemas de iluminación LED en los escenarios principales.

5. Conclusión y aprendizajes

El análisis muestra que el festival no solo es un evento cultural exitoso, sino un motor de transformación local:

  • Dinamiza la economía con un retorno tangible para comercios y hoteles.
  • Refuerza la cohesión social y el orgullo comunitario.
  • Amplía el acceso a la cultura, atrayendo nuevos públicos.
  • Introduce prácticas sostenibles que pueden crecer en el futuro.

Este caso demuestra que medir el impacto de un festival local es posible y necesario. No se trata de acumular cifras, sino de contar una historia completa: la de cómo un evento cultural transforma a la comunidad que lo acoge.

26 de agosto de 2024
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