Métodos cuantitativos y cualitativos: ventajas y límites.

Cuando una organización decide medir el impacto de sus proyectos, pronto se encuentra con una pregunta clave: ¿qué métodos utilizar, cuantitativos o cualitativos?. La respuesta, como casi siempre, no es blanco o negro. Ambos enfoques tienen virtudes y limitaciones, y lo más acertado suele ser combinarlos para obtener una visión más completa de la realidad.

Qué son los métodos cuantitativos

Los métodos cuantitativos se basan en datos numéricos. Buscan medir en cifras lo que ocurre, con el fin de identificar patrones y comparaciones.

Ejemplos en proyectos culturales y sociales:

  • Número de asistentes a un festival.
  • Porcentaje de mujeres artistas en la programación de un teatro.
  • Incremento en el empleo cultural en una región.
  • Resultados de encuestas de satisfacción con escalas numéricas.

Ventajas

  • Objetividad: al expresarse en cifras, permiten comparaciones claras.
  • Rigor estadístico: facilitan el análisis de tendencias y relaciones.
  • Credibilidad: financiadores y administraciones suelen confiar más en datos numéricos.
  • Comparabilidad: permiten medir el antes y el después de un proyecto.

Límites

  • Reduccionismo: lo que no se puede contar en números, queda fuera.
  • Falta de contexto: los datos no siempre explican el porqué de los cambios.
  • Riesgo de frialdad: medir asistentes no dice nada sobre la calidad de su experiencia.

Qué son los métodos cualitativos

Los métodos cualitativos se apoyan en percepciones, testimonios y observaciones. Más que contar, buscan comprender.

Ejemplos en cultura:

  • Entrevistas a participantes de un taller de teatro comunitario.
  • Grupos de discusión entre artistas y vecinos.
  • Observación participante en un festival.
  • Recogida de relatos personales sobre cómo la cultura ha cambiado la vida de alguien.

Ventajas

  • Profundidad: permiten captar matices que los números no reflejan.
  • Humanidad: muestran el impacto en voces y experiencias reales.
  • Flexibilidad: se adaptan a contextos cambiantes.
  • Empoderamiento: dan voz a los participantes, haciéndolos parte de la evaluación.

Límites

  • Subjetividad: dependen de la interpretación del investigador.
  • Menor comparabilidad: difícil poner en paralelo testimonios de distintos proyectos.
  • Requieren más tiempo: entrevistas y observaciones son procesos largos.
  • Menor atractivo para financiadores muy “numéricos”.

¿Qué elegir entonces?

La elección entre métodos cuantitativos y cualitativos no debería ser una disyuntiva, sino una estrategia de combinación.

Un festival, por ejemplo, puede contar con datos duros (10.000 asistentes, 30 % de público extranjero, 45 % de participación juvenil) y, al mismo tiempo, recoger testimonios de vecinos que narran cómo el evento ha cambiado su percepción del barrio.

El número muestra alcance, el testimonio explica sentido.

Conclusión: la riqueza está en el equilibrio

Los métodos cuantitativos y cualitativos son dos caras de la misma moneda. Los primeros aportan objetividad y credibilidad; los segundos, profundidad y humanidad.

Un proyecto que se queda solo en números corre el riesgo de ser frío; uno que se queda solo en relatos puede sonar poco sólido. La clave está en combinarlos, para mostrar con datos y con voces cómo la cultura y lo social transforman realmente la vida de las personas.

10 de mayo de 2024
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